La novela tiene un imaginario que hace un símil a la época de la Revolución Mexicana, etapa que se reconoce como un período oscuro, las invasiones al orden del día. Matar era un pretexto para eliminar a quién sea, los secuestros de mujeres también estaban en su apogeo. Es en esta etapa histórica de México donde escapa esta historia.
La imagen que le da vida a la narrativa, se suscita a través de un hombre que, motivado por la sed de venganza, se encubre de manera anónima, oscura y clandestina, ilustrando la ilegalidad de una figura humana y, al reflejarse se deja ver cargando un hacha. Cuyo encadenamiento va buscando cumplir, su extraña venganza.