El mundo fuera del suyo lo aturde. Por ende, lo abraza con estructura, pero como herrero; a golpes, sobre el pedernal labrando la forma.
Pese a que su escritura parece intrincada y compleja, cuando lo leemos con atención, descubrimos que libro tras libro va puliendo su discurso mostrándonos cómo se ejerce la escritura desde un flujo de caleidoscópicas asociaciones entre lo abstraído y lo tangible. Si bien anclado en lo conceptual, a la vez, hurga, musical y sensorial, el gran dilema humano: vivir idea dentro de un cuerpo que a veces pareciera autónomo tanto en lo emocional como en lo kinético.